De acuerdo con datos de la FAO, los desafíos a los que se enfrenta la humanidad son cada vez más complejos, al tener que producir más alimentos y fibras a fin de alimentar a una población creciente con una mano de obra menor, así como más materias primas para un mercado de la bioenergía potencialmente enorme, y ha de contribuir al desarrollo global de los numerosos países en desarrollo dependientes de la agricultura, adoptar métodos de producción más eficaces, sostenibles y adaptarse al cambio climático (FAO, 2016). Este reto necesita de enfoques con una visión más holística y que demande menos afectaciones al medio ambiente.

El cambio climático, por su parte, sigue causando estragos en la agricultura contemporánea. En este contexto, los resultados científicos demuestran que los incrementos en la temperatura y los ciclos de sequías e inundaciones, causan disturbios negativos en la fisiología de las plantas, poblaciones de insectos y microorganismos, provocando serias afectaciones a los rendimientos de cultivos de mayor interés económico a nivel mundial (Zhang et al., 2005; Yepes y Silveira, 2011). De este modo, las ciencias agropecuarias y ambientales enfrentan el reto de continuar investigaciones que respondan a las demandas sociales y de los cambios ambientales actuales, desde una perspectiva interdisciplinar y bajo un pensamiento sistémico (Rodríguez et al., 2009).

Los antiguos enfoques, liderados por los paradigmas positivistas, dieron lugar a paquetes tecnológicos de altos consumidores de insumos agroquímicos, con relativo éxito en la época de la Revolución Verde. Actualmente, las producciones agrícolas basadas en monocultivos, con el uso de variedades mejoradas y cultivos transgénicos, todas estas tecnologías trabajando de manera aislada no han resuelto el problema de la hambruna que afecta al 75 % de los pobres que viven en zonas rurales (Rodríguez et al., 2009).

Es por esto, que promover la formación de profesionistas más comprometidos con las realidades y contextos diversos, con una formación inter y multidisciplinar que combine los diversos avances innovadores en materias agrícolas, pecuarios, biotecnológicos, forestales y sociales, se convierte en la principal contribución del Programa de Estudio de la Maestría en Ciencias Agroforestales.

Esta maestría se fundamenta metodológica y académicamente en un importante pilar de la ciencia: la Agroforestería sustentable, considerada como la disciplina que integra las perspectivas de la agronomía, la biología, el medio ambiente, las ciencias forestales, la biotecnología, la zootecnia, veterinaria y la sociología. Esta visión multidisciplinaria se convierte en una plataforma ideal para elaborar un Plan de Estudios que contribuya a la formación de investigadores integrales. Para esto, la Maestría en Ciencias Agroforestales se basa en la Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC): Agroforestería Sustentable.

La Maestría en Ciencias Agroforestales, basada en esta Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento, se convierte en un programa de estudio que pretende aportar y respaldar el paradigma cualitativo o constructivista interpretativo y romper paradigmas por su aporte novedoso. Al mismo tiempo contribuye, a formar investigadores de alto nivel, capaces de enfrentar los desafíos actuales del desarrollo agropecuario y forestal para mitigar los principales problemas que caracterizan la región sur de México, con alcance a América Central y el Caribe.